miércoles, 23 de septiembre de 2009

Honduras, Zelaya, Lula y latinoamerica.

Nunca fui un gran fan de Lula. Leí una entrevista recogida en El País unas semanas antes de ganar las primeras elecciones brasileñas en la que decía que él nunca se había considerado marxista. Si el buscador de El País funcionase la buscaría.

Se me quedó grabada. ¿cómo podía un tío tan respetado por los movimientos sociales, el MST, los alterglobalizadores, etc. no haber sido nunca marxista? ¡Si hasta los verdes alemanes tenían a gente que provenía del marxismo!

Me daba cierto miedo porque me parecía un tío que provenía de la izquierda, y que había ido moderando su discurso poco a poco. Esos ejemplos suelen acabar mal, y no haré comparaciones.

Con los Kirchner me pasó al revés. De tenerles bastante animadversión a tenerles cierto aprecio. Posteriormente volví a la animadversión inicial.

Según iban pasando los años, veia como Venezuela, Bolivia y Ecuador formaban un eje que año tras año avanzaban; mayor democracia, nacionalizaciones, más derechos, etc. Algunos países iban a otro ritmo, pero daban tambien tímidos avances.

En cambio Brasil... grandes datos macroeconómicos, índices altos de popularidad, estabilidad política... pero no se avanzaba mucho ni en derechos (el MST sigue reivindicando gran parte de las cosas que reivindicaba al principio), ni en las nacionalizaciones que tanto nos gustan a algunos, ni en mayor democracia. Bien es cierto que la composición del parlamento no era muy favorable. Pero no es menos cierto que en latinoamerica, desde una perspectiva de izquierdas, se veían países a dos velocidades, y Brasil lideraba el de los lentos. ¿Dónde quedaba la promesa presidencial de ningún brasileño sin 3 comidas al día?

Aparte de estas críticas de política nacional, había que reconocer que a nivel internacional su papel era fundamental. Como he dicho antes, se veían distintas velocidades, pero la situación en el continente suramericano era muy distinta.

Brasil condenó desde el primer momento el embargo sobre Cuba, condenó las acciones belicistas de EEUU, saludó con alegría los cambio de gobierno en los países suramericanos, firmó acuerdos económicos que favorecian la integración, etc.

En los 70, 80 y 90, latinoamérica estaba gobernada generalmente por buitres vendidos a Kissinger, y había un par de países que escapaban a este control. Las embajadas eran nidos de conspiración contra los gobiernos de cambio.

Los Lula, Kirchner y Bachelet no eran gobiernos de grandes cambios, pero bajo su amparo no se financiaba a guerrillas paramilitares que matese a sindicalistas. Y esto no es ninguna tontería. Porque desde que EEUU se centró en Irak, latinoamérica no ha dejado de avanzar.

Hasta tal punto de llegar a Honduras. Un tal Zelaya que pertenecía al partido de Cánovas, o al de Sagasta - no recuerdo muy bien- que acaba renunciando a su partido, y casi a su gobierno.

Siempre criticamos los gobernantes que empiezan en la izquierda y acaban en el centro o la derecha, pero a la vez recelamos de los que vienen del centro y acaban en la izquierda. Deberíamos dejar de pedir pedigrí.

¿Todo esto por qué? Pues simple y llanamente para decir que Lula me sigue pareciendo un fraude. Generó mucho ilusión entre el pueblo brasileño, latinoamericano y mundial, y al final no consiguió mucho. Pero en política internacional hay que reconcer ha ayudado mucho, y su papel en todo el golpe de estado en Honduras ha sido ejemplar.

Que el presidente que ha recibido un golpe de estado, Zelaya, haya podido volver al país que le votó es en gran parte por la situación internacional en latinoamérica. Pero sobre todo al papel que ha jugado la doplomacia brasileña, y el valor que han tenido al acoger en la embajada brasileña en Honduras al presidente elegido por sus votantes.

Mi reconocimiento desde aquí al gobierno brasileño.

Han escrito sobre este tema recientemente: Hugo, Jorge, Esther, Lidia y Jose Antonio Gavilan. Que yo sepa.





2 comentarios:

Esther L. Barceló dijo...

Era necesario que alguien hiciera un análisis del papel de Lula en el contexto sudamericano que no fuera maniqueo. Creo que le has dejado en el lugar que le corresponde. Sin olvidar que Lula sabe bien de qué lado ha de estar para mantenerse. El ALBA es su única opción. Y es relativamente más fácil aparentar de cara al exterior que transformar el país.

Dandaros dijo...

Habría que destripar las razones de Lula. Brasil va a ser y quizás ya es la primera potencia latinoamericana, por lo tanto intervenir puede ser un acto de retar a las otras potencias y otros intereses (EEUU). Latinoamérica, para los latinoamericanos.

Después está que Zelaya no tiene una ideología como la que puede tener Evo o Chávez y sí es más cercana a Lula, Bachelet...

Por lo tanto esto es un "mira lo cuanto meo", un acto que apoyo, que indica que ya latinoamérica no es débil (también la compra de armamento por parte de Brasil) y que no va a haber neutralidad. En este caso lo veo bien, pero puede asentar una tendencia intervencionista que emule a los EEUU algun día...