miércoles, 29 de abril de 2009

Javier Ortíz


Empecé este blog hace 2 años. Lo inicié con la intención de poder mostrar mi solidaridad con las causas en las que creia, y criticar las cosas que no compartía.

No había más.

La vida me impidió actualizarlo y con el paso del tiempo lo abandoné.

Indiscutiblemente, uno de los motivos por los que empecé a escribir fue por imitar a los grandes maestros de estas cosas, Javier Ortíz , Pascual Serrano ...

Evidentemente en ningún momento se me pasó llegarle a la suela de los talones.

No he conocido personalmente a Javier Ortíz. Nunca le he oido en la radio ni le he visto en la tele. Ni siquiera recordaba que hubiese participado en La Pelota Vasca. Nunca estuve en ninguna charla suya, ni presentación de libro ni nada.

Pero desde hace unos 8-9 años, sino me falla la memoria, le leia todos los días. Todos.

Si algún día no podía, al siguiente leia sus artículos atrasados. Si durante una semana estaba sin internet, en cuanto podía leeia todo lo que tenía pendiente.

Me gustaba lo que decía y como lo decía. Mucha gente ha hablado de su integridad, de su compromiso, de su lealtad a si mismo y lo que pensaba. Muchos hemos sentido su perdida. Pero muchos, muchos ... Incluso algunos han pretendido beatificarle .

Me siento inutil. Se que a él todas estas cosas le darían igual. Incluso pondría muchas pegas a este post. La mejor manera de honrar a una persona es hacer lo que hubiese querido que hiciesemos. Pero no me sale. No me sale pasar como si no hubiese pasado nada. No me sale seguir igual.

No voy a caer en el rollo de que se nos va alguien insustituible. Él no creeia en esas cosas. Yo tampoco.

Pero no puedo dejar de sentir cierto vacio. Salvando las distancias me pasó lo mismo con Juan Antonio Cebrian . Salvando las distancias, con los dos me pasó algo parecido.

Sentían autentica devoción por su trabajo. Los dos eran personas íntegras, grandes profesionales. Y de tanto oir a uno, y leer al otro, te da la sensación de que son como de la familia. Con uno me dormía algunos fines de semana, con el otro me despertaba todos los días.

Es extraño sentirte compungido cuando mueren dos personas a las que no conces de nada. Pero es como me siento.

Ortíz es y será un ejemplo de dignidad, de integridad y de compromiso.

Ayer me decía mi compañero de piso que si por algo se caracterizaba era por no decir nunca que no a algo en lo que creia. Presentó decenas de publicaciones sin pedir nada a cambio.

De él he aprendido mucho. Mucho más de lo que él pretendía, seguro. Su rigurosidad a la hora de abordar cualquier tema; jamás opinaba de algo sin saber lo que decía, iba al origen de la información... Su respeto a las ideas que no compartía.

Pero sobre todo, me quedo con su rebeldía . Inquebrantable y duradera.

Javier, creo firmemente que el mejor homenaje que podemos darte es hacer como tú, seguir en la lucha hasta el último día.

Eso haremos.