Tardo en escribir sobre esto por falta de tiempo. Esta semana ocurren muchas cosas que me están quitando mucho tiempo. Los que me conocen saben que no puedo pasar sin escribir sobre la muerte de José Saramago. Sé que lo que toca es escribir sobre la asamblea de refundación, o sobre la mani del 27. Y vive dios que lo intentaré.
Pero antes debo dedicarle unas letras, a una de las personas que más las dominó.
Mi acercamiento a Saramago fue antes político que literario. Por su origen portugués, guardaba una relación relativamente cercana con Extremadura, y usábamos todo lo que podíamos su figura. Creo recordar que en la última campaña de Anguita como candidato, aquella en la que los factores externos nos hicieron obtener 21 diputados, participó con su voz en off diciendo "conciencia" varias veces, mientras se veía una marcha contra el paro. De los vídeos de IU más bonito de los que tengo memoria.
No recuerdo con exactitud, ni ganas que tengo de comprobarlo, si fueron las europeas, las municipales, o las elecciones que cito. Pero creo recordar que fue en el segundo lustro de la década de los 90.
Después vino el camapamento de SINTEL, el de la esperanza. Su escasa participación en cuanto a tiempo fue grandísima en cuanto a repercusión. Se limitó a un par de escritos mostrando su solidaridad, y a una charla que dio en el propio campamento.
Ahí aprendí la importancia del compromiso y lo bien que vienen los posicionamientos de determinados personajes famosos a determinadas causas.
Después de verle en varias entrevistas, leerle en artículos y libros sobre el capitalismo, la globalización, Sahara, Palestina... pensé que era de los míos.
Después vino mi aproximación literaria. Me pilló en un momento literario muy suramericano; García Marquez, Galeano, Valdano... Y de repente llegó Ensayo sobre la ceguera. He de reconocer que lo primero que pensé según llevaba 5-6 páginas fue: "¿Este tío no conoce el punto y seguido o el punto y final?"
Pero tras los latinoamericanos, me resultó un viento de aire fresco leer algo así. Algo gracioso. Original. Venga comas y comas, y más comas.
La historia me fascinó. Qué capacidad de crear e imaginar. Qué reflexiones, que pausa, que tranquilidad.
Saramago siempre me ha insuflado calma, reposo, pausa. Cuando le oia o leia, sabía que estaba leyendo algo meditado, algo que traía barruntado de casa y que era su oportunidad para expresarlo. No solía soltar ideas que le venían en el momento.
Siempre mantuvo una posición sosegada y reflexiva sobre lo que opinaba. Y sus escritos o dichos me hacían pensar. A veces a favor suyo, a veces en contra. El que no se moja no puede tener gente que piense distinto a él.
Con el paso del tiempo, sus posiciones sobre latinoamerica distaban cada vez más de ser las mías. Pero siempre me parecieron críticas leales. Las entendí tambien en su contexto. Saramago nunca fue un político, nunca tuvo que tomar decisiones que afectasen a millones de personas. Él observaba, analizaba y expresaba su opinión. Opinión sin ataduras ni anclajes. Opinión favorable o contraria. Pero opinión libre.
Fue libre cuando criticó al gobierno cubano. Fue libre cuando se posicionó en favor de Palestina o el Sahara. Fue libre cuando pidió el voto para ZP. Fue libre cuando en las europeas participó en la candidatura del PCP. Fue libre cuando se posicionó con el gobierno y el pueblo cubano.
A pesar de mis diferencias respecto a su última época, no podré olvidar jamás una vida entera dedicada al compromiso. Al compromiso con su conciencia. Su conciencia no es la mía, pero el que es fiel a su conciencia, merece mi respeto. El que se vende por ser más famoso, por ser número uno en venta de libros o discos, me da asco. No podemos ponerlos en el mismo plano.
Saramago fue un camarada. Fue un comunista. Fue un luchador en defensa de los oprimidos. Fue mi hermano sin él saberlo. Ya echo de menos su perfil delgaducho y endeble, su voz firme, melodiosa y a veces entrecortada, que a través de susurros daba un golpe en la mesa.
Nadie es imprescindible, pero todos somos importantes.
Se nos ha ido una persona muy importante.
1 comentario:
Me gustaría haceros una recomendación: "Todos los nombres", novela escrita por José Saramago en 1997
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