viernes, 28 de enero de 2011

Hubo un tiempo...

Hubo un tiempo en que en este país se luchaba.

Nunca os he hablado de mi abuelo.

Falleció hace dos años. Murió sin vivir bajo ningún gobierno del PP. Su sueño.

Cuando nació la II República era un crio. Me contaba que pasó de una escuela llena de piojos, a un colegio muy bien montado. A la hora de comer los llevaban a todos a unos barracones a comer. Gratis. Para él la republica fue libertad, intento de igualdad, colegios con comida para los niños, educación y sobre todo, Fernando de los Rios, ministro de instrucción pública.

Para otros fue otras cosas, pero para él fue eso.

No provenía de una familia pobre. Honrada sí, pero no pobre. Les pasó factura tener tierras y ser de izquierdas.

Pudo estudiar en la escuela de artes y oficios de Mérida, dirigida por Juan de Avalos. El mismo que vistió y calzó.

Una prometedora carrera como diseñador, arquitecto, delineante, dibujante... se vió truncada por la guerra civil. Su padre fue movilizado en el bando de los buenos (por si alguien duda, hubo buenos y malos), y años más tarde él se alistó en la famosa quinta del biberón, como tantos otros, sin haber cumplido la edad legal. Había que defender la libertad, la democracia, la igualdad, la educación... la República.

No le salió bien el asunto. Del 39 en adelante pasó por campos de concentración, penurias económicas, banderas republicanas guardadas en cajones que ocultaba a mi madre, radios escuchadas en bajito por la noche, periódicos clandestinos, etc.

Al final, el día del hecho biológico, brindó con champan y se emborrachó mientras mi abuela le regañaba de los nervios por si le iba a oir el vecino guardia civil.

Mis padres ansiaban la libertad y la democracia. Mi padre simpatizaba con el PSP y mi madre estaba en el sindicato unitario de la ORT. No eran grandes activistas ("hijo/a no te metas en política, no destaques"), pero al menos de conciencia sí lo eran.

Vieron las grandes manifestaciones, las luchas y el trabajo que desembocó en el reconocimiento de una serie de derechos que costaron, sangre, sudor y lagrimas conseguir.

Una vez conseguido, se dedicaron a cuidar a sus hijos, salir los sábados a cenar con unos amigos - sin emborracharse, que mis padres no son mucho de beber, pero sí tomándose alguna copilla- y los domingos mientras mi madre estudiaba, mi padre nos desbravaba por los aún ignotos polígonos industriales de las afueras de Móstoles.

Mi padre era jefe de almacén de una multinacional americana. Tenía buen sueldo, un piso de 120 metros a las afueras de Móstoles que tardó unos 5 o 6 años en pagar, un renault 19 gts... Vivíamos bien.

De repente hubo una crisis a principios de los 90. Cerraban empresas, no había manifestaciones masivas. La gente estaba nerviosa, la calidad de vida se perdía. Miles de puesto de trabajo se fueron por el retrete. La empresa de mi padre la compró una española (el colmo de los colmos, una americana absorbida por una española. Ya es mala suerte) y todo fue a peor. Mi padre ahora cobra menos que hace 20 años.

Desde que tengo uso de razón solo tengo recuerdos de reformas laborales, despidos, bajada de impuestos a rentas altas para que no se vayan a otros paises, pérdida de calidad de la sanidad y la educación, subida de impuestos a las rentas bajas, especulación con el precio de la vivienda, etc.

Tengo un trabajo que puedo perder este año. Raro será que no lo pierda en dos. No tengo coche. No tengo ni carné de conducir. Vivo en un piso de alquiler con varias personas. Tengo una licenciatura. Como he sido becario durante 5 años (en distintas becas), apenas tengo 3 años y algo cotizados. Tengo 29 años. Empecé a trabajar mucho antes de terminar la carrera. Ya trabajaba de vez en cuando antes de empezarla. Nunca me han despedido de ningún sitio, me considero un profesional aceptable. Mi tele es bluesky. Cobro poco más de mil euros al mes. Si me comparo con mis amigos, me siento un privilegiado.

Casi nadie de mis colegas hizo huelga, está afiliado a algún sindicato o partido político. Todos se quejan, pero ninguno mueve un dedo.

Cuando les cuento que sus abuelos o sus padres se movieron, me dicen que eso es de otro tiempo. Y lo triste es que me temo que tienen razón.

La izquierda es ilusión, es combate, es confrontación, es negación, es lucha. Yo soy de izquierdas y soy todo eso. Pero hoy, hoy me van a permitir el lujo burgués de estar desanimado. El lunes será otra cosa. Pero hoy tengo ganas de mandar a la mierda más de una cosa, y emborracharme pensando en que hubo un tiempo mejor.

8 comentarios:

RGAlmazán dijo...

Emotiva y demoledora entrada. No te emborraches, no se lo merecen.

Salud y República

Anónimo dijo...

muy bueno lo que usted cuenta, desde su abuelo y don Fernando de los Ríos hasta sus colegas de piso.

La izquierda ha sido desmontada, sin prisa pero sin pausa, a lo largo de todos estos años.

Hoy estamos pagando el precio. Pero no desespere, no creo que sus hijos (si es que se atreve a tenerlos) acepten lo que les toca: sus hijos van a estar hartos de una sociedad derechzada y sin derechos. abotargada, embobada y egoísta.

Y sus hijos nos van a salir inconscientes (já, inconscientes) y contestones, solidarios y luchadores, inconformistas y rebeldes. en definitiva, maraviollasamente contestatarios, definitivamete insolentes.

viva la insolencia don viul, viva la insolencia frente al pasotismo.

mitxel

Grândola dijo...

Soy de esa generación afortunada, de la que aspiró a vivir mejor que sus padres y lo consiguió. Pese a eso, no me olviido de las otras generaciones que están detrás y que han tenido que dejar aparcados sus sueños. Espero que algún día despierten, Viul, y cuando lo hagan, allí estaremos nosotrxs, para acompañarlos, como en su día hicieran nuestros abuelos.

Gran entrada. Cruda y real... como la vida misma.

angelsmcastells dijo...

Comparto tus argumentos, y hoy, y sólo hoy espero, tu desánimo. Nuestras biografías son también nuestra memoria histórica. Y algo está yendo muy mal, demasiado mal. Un abrazo...

Nynaeve dijo...

Con matices, pero esta canción de Labordeta cada día está más "viva"

Entre otras cosas porque los mismos que hoy están ahogando el socialismo son los mismos que llevan ese nombre en su partido...

JanGas dijo...

Salud y rebeldía, me ha gustado mucho la entrada.
Hay mucho desánimo y mucha queja de bar pero demasiada resignación. Hace falta coraje y valentía.

Esther L. Barceló dijo...

Grande. Como siempre, aunque seas pequeñito. Y porque sé que eres grande y que eres mi amigo, mi compañero y mi camarada y porque sé que el lunes seguirás en la lucha, por eso yo hoy no me dejaré caer en el desánimo, para cubrirte.

:)

ceronegativo dijo...

Salud camarada, estoy igual que tu, lo malo es que yo soy de calimocho y tu de gin-tonic de ese,pero igual encontramos un parque mixto donde ahogar juntos nuestras penas