martes, 14 de agosto de 2007
De fuera vendrán que nuestra mierda limpiarán
De verdad que me sorprendió mucho esta noticia, pero lo que más me ha sorprendido es que nuestros representantes sacaban pecho de esto. La situación en sí es esperpéntica a más no poder: unos chavales que vienen de fuera, a conocer nuestra cultura, nuestra lengua, nuestra historia, nuestra sociedad...
¡y el ayuntamiento les manda a limpiar el rio!.
Imaginémonos lo absurdo de la posible conversación del Jonathan de turno, cuando vuelva a su casa de Wisconsin, y su padre Georges le pregunte:
- ¿Qué tal en Mérida hijo?
- Bien papá, nos llevaron por la mañana a limpiar un rio que estaba muy sucio, recogimos 700 kilos de desperdicios, y luego por la tarde nos llevaron un rato a ver el Teatro Romano.
Absurdo a más no poder.
Considero que sería mucho más útil montar un campamento urbano, o unas brigadas de limpieza voluntaria para que los emeritenses limpiasen lo que ensucian. Esto tendría dos beneficios directos; una labor de concienciación para que la gente sea consciente de que lo que tú ensucias lo tienes que limpiar tú, y evitar que Jonathan se vaya pensando que ha venido a un país supuestamente desarrollado a limpiar lo que otros ensucian.
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