El post de ayer, en el fondo, lo que hacía era mostrar mi pesar por la reversibilidad de una linea política que considero la más adecuada para la humanidad.
Además, lo que me parece más preocupante, es que con un simple cambio de gobierno, en una legislatura se puede ir al traste todo el trabajo de varios lustros, incluso décadas: ¿Que ocurriría si la derecha ganase ahora en Venezuela o Bolivia? ¿Cuanto tardarían en desmontar todo el trabajo de tantos años? ¿Y depués? ¿Cuanto costaría volver a levantarlo todo otra vez?
Una legislatura de la derecha puede mandar al traste mucho más de lo que la izquierda es capaz de construir en el mismo periodo de tiempo.
Aquí por nuestras tierras tenemos un caso que resulta paradigmático: Gallardón.
No se si es intencionado o no, pero es digno de estudio.
Cuando el PP entró en el ayuntamiento de Madrid, empezó una lenta pero continua política de privatización de servicios: asistenciales, educativos, deportivos, etc. Llegando al nivel máximo de privatizar algo como la propia gestión administrativa, la concesión de licencias.
Normalmente cuando se privatiza un servicio (externaliza, en su lenguaje) se suele blindar. Son concesiones a 20-30 años y tienen una indemnización muy elevada en caso de ruptura de dicha concesión. Esto es un autentico gol ideológico, porque un gobierno de izquierdas con verdadera vocación por volver a hacer públicos unos servicios no podría hacerlo todo en una legislatura. No saldrían las cuentas.
Esto obligaría a tomar decisiones estrategicas estudiando caso por caso y llegando donde el presupuesto te lo permitiese, lo que llevaría descontento al electorado propio al ver que bajo la izquierda seguirían siendo privadas muchas cuestiones que no deberían serlo.
Pero hete aquí la vuelta de tuerca de nuestro querido alcalde. Si llevas hasta la asfixia económica al municipio, dificultas el trabajo del contrario hasta niveles insospechados.
Un ayuntamiento como el de Madrid, con más de 6.000 millones de deuda reconocida (y permitida por el gobierno del PSOE), y con la cantidad que hay de servicios privatizados, sería dificilmente reversible.
Esa es su gran victoria, asegurarse que tras su gobierno, aunque se pierdan las elecciones, la izquierda no sería capaz de llevar a cabo un programa transformador en una legislatura. Ni en dos.
Esta debería ser una de nuestras tareas más inmediatas: descubrir la manera de darle la vuelta a esta situación, y ser capaces de hacer política desde el gobierno, de tal manera que si perdemos el poder, cueste horrores perder lo conquistado.
Y no, no tengo respuestas, ni si quiera intuiciones. Yo me limito a lanzar el debate.
Además, lo que me parece más preocupante, es que con un simple cambio de gobierno, en una legislatura se puede ir al traste todo el trabajo de varios lustros, incluso décadas: ¿Que ocurriría si la derecha ganase ahora en Venezuela o Bolivia? ¿Cuanto tardarían en desmontar todo el trabajo de tantos años? ¿Y depués? ¿Cuanto costaría volver a levantarlo todo otra vez?
Una legislatura de la derecha puede mandar al traste mucho más de lo que la izquierda es capaz de construir en el mismo periodo de tiempo.
Aquí por nuestras tierras tenemos un caso que resulta paradigmático: Gallardón.
No se si es intencionado o no, pero es digno de estudio.
Cuando el PP entró en el ayuntamiento de Madrid, empezó una lenta pero continua política de privatización de servicios: asistenciales, educativos, deportivos, etc. Llegando al nivel máximo de privatizar algo como la propia gestión administrativa, la concesión de licencias.
Normalmente cuando se privatiza un servicio (externaliza, en su lenguaje) se suele blindar. Son concesiones a 20-30 años y tienen una indemnización muy elevada en caso de ruptura de dicha concesión. Esto es un autentico gol ideológico, porque un gobierno de izquierdas con verdadera vocación por volver a hacer públicos unos servicios no podría hacerlo todo en una legislatura. No saldrían las cuentas.
Esto obligaría a tomar decisiones estrategicas estudiando caso por caso y llegando donde el presupuesto te lo permitiese, lo que llevaría descontento al electorado propio al ver que bajo la izquierda seguirían siendo privadas muchas cuestiones que no deberían serlo.
Pero hete aquí la vuelta de tuerca de nuestro querido alcalde. Si llevas hasta la asfixia económica al municipio, dificultas el trabajo del contrario hasta niveles insospechados.
Un ayuntamiento como el de Madrid, con más de 6.000 millones de deuda reconocida (y permitida por el gobierno del PSOE), y con la cantidad que hay de servicios privatizados, sería dificilmente reversible.
Esa es su gran victoria, asegurarse que tras su gobierno, aunque se pierdan las elecciones, la izquierda no sería capaz de llevar a cabo un programa transformador en una legislatura. Ni en dos.
Esta debería ser una de nuestras tareas más inmediatas: descubrir la manera de darle la vuelta a esta situación, y ser capaces de hacer política desde el gobierno, de tal manera que si perdemos el poder, cueste horrores perder lo conquistado.
Y no, no tengo respuestas, ni si quiera intuiciones. Yo me limito a lanzar el debate.
5 comentarios:
Muy interesante la parte de la reflexión que toca a America Latina, por ejemplo Venezuela, son demasiado dependientes de la figura de Hugo Chávez, necesitan saber que existe relevo.
Muy buen post, totalmente de acuerdo, lo que la derecha nos quita en una legislatura cuesta mucho más de una legistara volver a instaurarlo. Da que pensar pero yo tampoco tengo la solución :(
Algunos no sabeis lo que decís, Gallardón está convirtiendo Madrid en una ciudad europea, Madrid Río es espectacular, Madrid necesitaba el soterramiento de la M-30. Nos conseguirá las olimpiadas.
Muy buen debate abierto, oyes.
Hay un aspecto interesante que habría que incluir y que va ligado a la parte I del post.
Al parecer en Porto Alegre ya hasta la derecha defiende el método participativo de elaboración de presupuestos. Al principio lo ponían a parir, pero ahora saben que sería muy impopular no defenderlo.
Eso hace que las conquistas sociales aparezcan mucho más blindados porque se desplazan los centros de tomas de decisión hacia abajo: es relativamente fácil que cambie un gobierno municipal, pero mucho más difícil cambiar al pueblo (aunque en Madrid, por ejemplo, se va consiguiendo)
Sobre el otro aspecto, cómo revertir las políticas de la derecha, la cosa será difícil pero no imposible si hay valentía y fuerza (para lo que haría falta anclajes populares: por eso, entre otras cosas, es crucial la democratización de la toma de decisiones).
En la propia constitución habría instrumentos: las administraciones pueden "planificar la actividad económica", nacionalizar cuando convenga al interés general, etc... Otra cosa es que ante eso la respuesta fuera brutal y si tienen que bombardear La Moneda, pues lo hacen.
Luego hay mecanismos que lo harían más fácil. Por ejemplo, cuando las autopistas de peaje no son rentables, no se les da un duro como han hecho PP, PSOE y CiU y ya verás qué fácil es acordar la vuelta a lo público. Y así con un montón de servicios: observa que muchísimas de las nacionalizaciones en Venezuela son de acuerdo con la empresa propietaria de la empresa nacionalizada porque es un buen negocio para ambas.
Una última y erudita reflexión: dicen que esto es fácil ¡y una mierda así de grande!
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